La Orden Cartujana es una de las congregaciones religiosas que ha sabido mantener con mayor fidelidad el espíritu y la práctica de sus orígenes y, de hecho, a lo largo de su dilatada historia, no ha sufrido ni dramáticas escisiones internas ni grandes reformas como otros movimientos monásticos o conventuales. Obviamente la Orden Cartujana fue experimentando cambios a lo largo del tiempo, algunos importantes, pero estos nunca fueron radicales, ni llevaron consigo una extraordinaria separación de las pautas primigenias, sobre todo, de las que se refieren a la vida cotidiana del monje.
Cualquier monasterio de la Orden, desde primero instalado en Chartreuse por San Bruno hasta el que recientemente ha sido fundado en América, se encuentra habitado por una comunidad compuesta por dos grupos de monjes, los llamados padres y los llamados hermanos conversos o legos.